sábado, febrero 25, 2006

Mares

Es cerrar los ojos y verla, es abrirlos y mirarla. Noté que ella no sostiene mi mirada cuando la miro fijo. En el fondo de mi ser un mar cambiante de tonalidades azules y verdes se agita. El agua, convulsionada, comienza a ganar temperatura. Quiere evaporarse en pequeñas gotas, gotas cual letras que luego formarán palabras que querrán salir a través de mi boca en forma de frases dulces para poder decirle... Pero no me atrevo. Este maremoto en mi interior no puede tener calma, menos aún mirándola. Diametralmente opuestos. ¿Al verme, en su interior, se agitará también un mar? Kilómetros de agua separan nuestros mares. Tan lejos, tan cerca. Qué extraño y qué tontos, todavía no poder ver que en realidad todos los mares son uno.