lunes, abril 21, 2008

Waves

España, Madrid, primavera, anochecer. El mejor escrito que alguna vez le haya dedicado a alguien en toda mi vida salió al aire en forma de ondas de radio un día jueves de un mes de marzo de un año que intento olvidar.

Es extraño ya que la persona a la que iba dirigido el texto leyó su contenido pero, por esas cosas que pasan en la vida, jamás pudo escucharlo y es que esa era la idea original de todo el asunto:
un escrito para escuchar.

Hoy por hoy, a más de un año ya en que mis palabras atravesaron el éter madrileño trasportadas por la voz de Carolina, me doy cuenta que no pierdo las esperanzas con respecto a la idea original, y todo porque una charla totalmente circunstancial que tuve hoy me hizo pensar de nuevo en todo esto y la verdad es que no sé bien porqué.

O tal vez sí sepa y tenga la inconsciente esperanza de que las ondas de radio que escaparon esa noche de primavera desde esa radio en Madrid, y que por estas alturas del tiempo vagarán por algún punto de nuestra galaxia, algún día sean retransmitidas de vuelta a la Tierra por obra y gracia de algún alienígena romántico, entonces tal vez, y sólo tal vez, yo vaya con ella en el auto escuchando una emisora al azar y tal vez, sólo tal vez, todo eso que alguna vez leyó en forma escrita en ese momento lo escuche en palabras audibles trasmitidas desde un lugar lejano de nuestra galaxia aunque salidas de un lugar más cercano reservado a ella, mi corazón.