viernes, marzo 18, 2005

Otoño

El último día del verano me encontrará solo, escribiendo, como casi siempre. Vos estarás soñando despierta en tu cuarto escuchando música, volando por los corredores de tu palacio en la luna. El mundo hoy por hoy no es un lugar adecuado para los soñadores.

Al otro día el trabajo, la rutina. También los ciclos, las hojas que empiezan a caer. Color amarillo por todos lados otra vez.

Quiero que encuentres algo que te apasione y que lo hagas sin pretender mucho a cambio. No quiero que te encuentres perdida como todos los demás. No quiero tu tristeza. No quiero tu ansiedad. No quiero tu angustia. Recuerda que es todo una ilusión.

lunes, marzo 14, 2005

Primer y última canción

Vivo en un quinto piso. Me asomo a la ventana y miro enfrente, hacia el piso de arriba, antes de.

Sexto piso: Conocí a un posible amor imposible. Era hermosa. Era libre. Vivió allí algún tiempo, el suficiente para dejarme mal, para no hacerme comer, para lograr que la tuviera siempre en mi cabeza; intensidad de la primera vez, intensidad y novedad en serio, supongo.

Arriba de mi departamento, ahora. Aburridos libros de química, aunque: todo es química. Mi cerebro ahora está produciendo enzimas y endorfina (pronto), cosas químicas que ni siquiera hoy en día saben exactamente para qué o por qué es que el cerebro las genera. Supongo que la última sustancia que generaré me hará ver el túnel y oír a la gente llamándome: no sé. Quiero pensar que eso no es así por la química y sí por algo que acá nadie sabe con seguridad (sólo existen las distintas formas de fé) ya que nadie volvió para contarlo, ojalá no sea todo aburrida química después de todo. Igual, pronto me enteraré (pero no les contaré de todos modos).

Quinto piso: Un cantante asqueroso. Tenés que estar loco para creerte bueno cantando y aparecer en el peor programa de la televisión local y creértelas más aún. Encima sos un tacaño. Enfrente estoy yo y un hogar algo sucio. Pasa que, bueno, cuatro hombres viviendo juntos no es fácil. Una hoja impresa sobre la mesa huele a triste melodía.

Lo hago.
¿Esto es caer?

Cuarto piso: Ropa interior de mujer de edad media. 40 años. Siempre la misma rutina: llegás del trabajo, prendés la tele, cenás sola, te sacás la ropa y te quedás mirándote en el espejo, ropa interior grande nada sexy. ¿Serás la próxima en hacerlo?

Debajo de mi departamento, ahora. Aburridos libros de leyes. Letra muerta. La moral que hemos ido escribiendo de a poco. Nietzsche se revuelve en su tumba, ya que, esa letra muerta va en contra de su deseo, va en contra de su deseo de ver al hombre más allá del bien y el mal. Pero esa letra muerta es lo que para muchos inadaptados les separa los conceptos de libertad y libertinaje. Lo que acabo de pensar: repentino ataque de esa moral criticada por Federico; bueno, me educaron (y programaron) así.

Tercer piso: Luces encendidas hasta tarde. No alcanzo a recordar quién vive allí en este momento; pasa que todo ocurre tan rápido y estoy pensando que ya falta poco. Miro hacia enfrente: malditas ratas. Haciendo ruido siempre hasta tarde. Bueno, son jóvenes, dentro de 20 años y cuando ya no lo puedan hacer recordarán estos tiempos y sonreirán.

¿Por qué fue que estoy haciendo esto?
¿Sigo cayendo?

Segundo piso: ¿Es que alguna vez dejarán de pelearse? ¿Para qué siguen juntos? Supongo que la gente sólo busca complicarse la vida siempre un poco más, entrar en el conformismo de pensar que todo es así (y se dió así) y ya.

El momento se acerca. Cuestión de segundos, como todo hoy en día. Segundos, sólo segundos, cada vez más rápido todo: sistematizado y automático, yo contribuyo (¿o contribuí?) a eso.

Primer piso: ¿A quién le importa ya? A mi no. No puedo respirar.

Patio interno de planta baja: Los cuervos que habitaban este lugar se han ido ya. Mañana el portero, Bustamante (más de 70 años) tendrá que limpiar el enchastre que estoy a punto de dejar y probablemente después presente su renuncia o lo jubilen, no sé.

Ultimo recuerdo: lo que dejé sobre la mesa, impreso en aquella simple hoja de papel. La letra de mi primer (y dentro de nada) última canción.

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Córdoba, año 1997. Viejos escritos encontrados.
Sí, te lo dedico a vos.

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lunes, marzo 07, 2005

Invisible II

El Sábado a la noche decidí salir. Me propuse buscarte en el cuerpo y, sobre todo, en los ojos de otra mujer. Siempre los ojos, que son el canal más directo hacia el alma.

Para ello decidí volverme invisible, desmaterializarme para así poder rondar como un fantasma entre todos los demás sin que nadie se percatara de mi. Sólo vos, siempre y cuando te encontrara, podrías percibir mi presencia, mirarme a los ojos a donde suponías que yo estuviera y así ordenar mis difusos átomos para hacerme aparecer.

Estuve flotando en la atmósfera del lugar, mis partículas camufladas se mezclaban con el humo y las fraccionadas ondas de sonidos de la música electrónica beat que sonaba en el atestado ambiente. Mimetizado, sobrevolé y miré.

Después de un tiempo pensé que no te iba a encontrar, me di cuenta que la gente parece llevar máscaras cuando sale los fines de semana a la noche. Al llevar máscaras ocultan sus ojos y, al hacerlo, caí en cuenta que no te podría encontrar. Las personas parecen estar en pose, actúan actitudes que no representan nada de lo que ellos son. Pareciera que quieren ser algo más de lo que son para atraerse. Recuerdo que una amiga una vez me dijo que jamás pudo conocer alguien en serio en un boliche, que le resultaba más fácil ir a una plaza y regalarle un dulce un perfecto desconocido y de esa forma tenía mejores chances de conocerlo, con la guardia baja, sin darle la chance a poder aparentar y además con grandes probabilidades de que éste le dijera siempre la verdad.

Luego de un tiempo de no haberte encontrado atrajo mi atención alguien más, estuve mirándola de cerca un buen rato, me llamó la atención que no llevara una máscara y al no hacerlo parecía pasar desapercibida para todos los demás. Ella ya era invisible sin tener que desaparecer. Atravesé su cuerpo, sentí el aroma de su pelo, de su piel. Rocé con mi mano su antebrazo mientras me delizaba y me hacía uno con ella y sentí como se erizaban uno a uno los dorados vellos de su piel.

Entonces fue que te vi aparecer, entonces fue que me vi aparecer.

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Este post, al igual que yo, decidió vestirse de invisible hoy. Pero eso no importa, ya que lo invisible se siente, creanmé, y a pesar de los tiempos que corren lo esencial sigue siendo invisible a los ojos.
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jueves, marzo 03, 2005

Irresistible

Supongo que sos mi apego más fuerte,
ese del cual todavía no me puedo librar.

Lo siento cada que vez que te pienso,
cada vez que despierto,
tratando de aferrarme a esa última imagen tuya en mis sueños
que siempre se me escapa,
para dejarme abatido,
y ya sin fuerzas para poderme levantar.

Y es que quiero volver a dormirme y ya no levantarme,
para volver a encontrarte,
y no dejarte escapar.