lunes, diciembre 29, 2008

Brújula, ancla y destino

En lo revuelto del mar mi barca suele perder el rumbo.

Y es que todos necesitamos una brújula.

Extraviado derivo en la ilusión mayor, actuando en la supuesta lucha del día a día.

Y así voy creando herramientas invisibles. Y así es como voy solucionando problemas que en realidad no existen.

Cubro necesidades ajenas irreales sin pensar mucho en ello, siguiendo el curso del espejismo, estresándome y relajándome, alegrándome y amargándome, dejando atrás cada logro y cada derrota porque nada queda, todo se pierde en la impermanencia de los instantes.

Y no es que nada se pierda en realidad sino que simplemente todo se transforma de una cosa en otra. Todo.

Existe, sin embargo, un maravilloso faro lejano que pareciera estar guiándome en el curso de un nuevo destino.

Y es que todos tenemos un destino.

Y así en la otra orilla estás, esperando. Y así en camino voy, deseando.

Las olas de lo cotidiano hacen tambalear mi nave.

Y es que todos necesitamos un ancla.


Y así sigo a la deriva.

Pero oigo tu voz, tu llamado y siempre retomo el rumbo.

Porque hoy por hoy sos mi brújula, ancla y destino.


domingo, noviembre 16, 2008

Naturaleza humana

Luego de años de ausencia volvía finalmente al viejo terruño familiar, ese que un día abandoné sin mirar atrás persiguiendo un sueño de libertad que al final no fue sino un engaño más. Ya en campo abierto, mientras me adentraba a pie rumbo a la casa por el terreno reseco lleno de malezas, el cielo comenzó a tornarse poco a poco de un sombrío color rojo. La desolación de todo lo ocurrido en los últimos años parecía respirarse en el aire, si es que eso era posible. El último integrante de mi familia había muerto hacía una semana y el único motivo de mi regreso a éste lugar había sido esa muerte.

Me senté en uno de los pastizales secos que rodeaban al ya viejo y desvencijado cortijo para contemplar mejor toda la triste escena. La casa parecía ser un fiel reflejo de las penurias que se habían vivido allí en los últimos tiempos. Un pensamiento sobre la impermanencia de todo lo que miraba se hacía presente en mi cabeza mientras en mi mente surgían, como contraste de lo que veía, imágenes de los viejos tiempos de la infancia en donde sólo días felices resaltaban el esplendor que había tenido alguna vez aquel lugar. Nada de todo eso quedaba ya, todo se había venido abajo sin más, porque todo decae con el inexorable paso del tiempo.

El calor seco se volvía por momentos insoportable y el monótono cantar de las chicharras no cesaba de anunciar la venida de horas peores. Al mirar hacia el lado de la alberca no dudé ni un segundo en reconocer dentro de la misma al viejo Uter, un robusto ovejero alemán que supimos adoptar como miembro de la familia un año antes de mi partida. El corazón pareció detenérseme en seco por unos instantes al divisar su cuerpo flotando en el agua y fue así que me acerqué corriendo hasta el borde del estanque. Ya desde la orilla pude ver al perro que me miraba con sus grandes ojos tristes. Fue en ese momento en que me dí cuenta que el animal estaba vivo y me sorprendí sobremanera al verlo flotar así a la deriva dentro del estanque, sin mover siquiera sus patas para mantenerse en la superficie, llegue a sentir en ese momento que el can sólo se había lanzado al estanque para quitarse la vida. El perro pareció reconocerme finalmente y deponiendo su actitud de inmovilidad, aunque sin esforzarse demasiado, llegó entre nadando y flotando hasta donde yo me encontraba. Pobre animal, apenas si movía sus patas al avanzar, se podía decir que ya no tenía ganas de más nada en esta vida luego de todo lo que tuvo que haber vivido en los últimos años.

Al salir del agua saltó del borde del estanque al suelo y se me acercó muy lentamente, con su cabeza baja, yo sólo a atiné a agacharme para abrazarlo. Tomé su cabeza y al alzarla entre mis manos noté en su mirada una tristeza y una melancolía infinita que sólo me hizo abrazarlo aún más fuerte para seguidamente romper en un llanto desconsolado pidiéndole perdón por todo lo que tuvo que haber pasado en estos últimos años con mi ausencia, aunque muy dentro mío yo sabía que no estaba pidiéndole perdón sólo a él ya que, por alguna extraña razón, la verdad es que me estaba pidiendo perdón también a mi mismo por la forma de ser que tenemos por esta, nuestra naturaleza humana.


jueves, octubre 30, 2008

Mitad de camino

Hace cuatro meses tomé éste camino siguiendo tu llamado, y así me encuentro hoy siguiendo tu voz de niña que día a día me saca un poco de la rutina de mi mundo para hacerme ver en contraste lo que realmente importa; y así te sigo de cerca mientras iluminás mis pasos para avanzar seguro, mientras voy compartiendo tu risa, tus pellizcos, tus ilusiones y tus ganas de vivir que se convierten también en las mías.

Los días empiezan a correr más rápido, y en la mitad de camino ya, me doy cuenta de que todo está cada vez más cerca de mi destino final, ese en donde me estarás esperando vos.


miércoles, septiembre 03, 2008

Kilómetros

Supongo que la distancia no sólo puede medirse en unidades métricas, también puede medirse en la intensidad de los dolores de mi estómago, en la fuerza de esos pellizcos en el tuyo o igualmente en esos cosquilleos que producen en ambos el batir de las alas de mil mariposas.

martes, agosto 26, 2008

Prometo

Mi promesa para conmigo es tan sólo llegar,
porque mi promesa para con vos es abrazarte y no soltarte ya nunca más.

Mi promesa tiene la forma del infinito y un sabor a eternidad,
porque mi promesa tiene escrito un
siempre para no dejarte nunca de amar.

Mi promesa tiene el destino de un barco perdido en el mar,
porque tu ilusión será el faro encendido que me indicará el cómo llegar.

Mi promesa tiene mi amor como sello, eso y poco más,
porque mi promesa tiene como fin sólo tu felicidad.


martes, agosto 19, 2008

Cuarto año



Happy birthday Mr. Blog, happy birthday to you...


Otro año más en deuxmachine, el último fue el menos productivo en materia de letras, por lo menos en cantidad no sé si en calidad ya que algunos de los escritos que más me gustan los escribí en este último período.

Como costumbre agradezco a los incondicionales de siempre que no dejan de pasar así como a los nuevos seres que me encontraron últimamente. A todos ustedes un abrazo.



Salutes

lunes, agosto 11, 2008

Mirando dentro

El Fin del Tiempo

Los días pasan de uno en uno, a veces lentos, a veces rápidos y son como hojas en blanco que tengo que rellenar con letras, formando palabras que me unan cada vez más a vos. El que me hayas encontrado y el haberte descubierto, el que nos hayamos reconocido; ya no hay causa o efecto, no hay buscador o destino, no hay principio así como tampoco fin, porque muy dentro mío está todo lo anterior contenido, mezclado, diluido sin distinción temporal o conceptual. Cada día, un día más. Cada día, un día menos.


El Miedo y El Sentido

Tal vez nadie haya encontrado algo positivo en la sensación del miedo, yo sí. Lo positivo, lo especial de ese miedo que tengo de perderte me hace caer en cuenta que me importás. Encuentro entonces el sentido perdido, aquel que tiempo atrás olvidé en algún rincón de mi corazón. El sentido que por fin ahora me vuelve a mirar nuevamente a los ojos, yo le devuelvo la mirada: Te estoy viendo a vos.


La Tristeza del Pasado

La vida pareció transcurrir siempre buscando el sentido, eso que es lo real. Días grises de rutina, de automatismo, de ir persiguiendo una esperanza hasta ese momento sin rostro. Soledades compartidas, a veces, o soledad resignada a aceptarse a si misma como lo única compañía a tener. Llantos solitarios a la hora del desayuno. Por cada lágrima tuya derramada, te ofrezco un beso y una promesa de una palabra: Siempre. Por cada uno que pasó y te lastimó te doy un abrazo y una promesa con sólo dos palabras: Nunca Más.


lunes, julio 28, 2008

Cada domingo...

El haber crecido en Palma del Río fue una experiencia única más allá de lo aburrido en que puede convertirse un pueblo chico cuando uno ya se pone mayor. Claro que las correrías de niños vividas junto mi hermano en un espacio abierto, ligado a tanto campo, me hicieron en parte la persona que soy hoy, y esas experiencias me proporcionaron alegrías únicas que ya no veo en los chiquillos de hoy día, encerrados en actividades muy diferentes a las que solíamos tener los niños de pueblos pequeños, 20 años atrás en el tiempo.

Antes de continuar con la historia debo decir que de adolescente siempre fui una chica más bien tímida, pasaba de conocer a chavales de mi edad y en el pueblo sólo tuve un amigo, amigo que hasta el día de hoy conservo por cierto. Que haya pasado de los chicos no significó que no haya vivido siempre con alguno de ellos en mi imaginación, tratándole de dejar siempre a alguno un lugar reservado en mi corazón. El tema es que cuando yo era jovencilla idealizaba un montón, de hecho esas eran las únicas relaciones sentimentales que tenía, algo platónicas si se quiere.

Tenía yo 17 años cuando por fin alguien llamó mi atención al punto de querer hacer algo más. Fue en un verano que lo conocí. Su nombre era Vicente y tenía 5 años más que yo, él conocía a mi hermana mayor pero en mí ni se fijaba, dudo que siquiera me haya visto la primera vez en que lo conocí. Por otro lado siempre fui muy menudita de cuerpo y encima en ese momento aparentaba mucha menos edad de la que realmente tenía.

Por aquel entonces mi padre compraba todos los domingos el periódico local de Córdoba, ciudad de la que eran oriundos Vicente y su familia, porque debo confesar que mi idilio era un idilio de verano, ya que era
sólo cuando Vicente llegaba a Palma para veranear con su familia en un chalet que tenían allí en que yo lo veía. La cosa es que en uno de esos domingos se da que cojo el periódico y veo que aparece allí un artículo escrito por Vicente. Escribía básicamente sobre temas de la juventud y lo que ocurría en su ciudad.

El siguiente domingo vi que también escribía, así que ya pueden imaginar, siempre estaba deseando que llegara cada domingo. Un día se me ocurre una cosa: escribirle comentando su artículo, dándole mi opinión. Bueno, que busqué su dirección en las páginas del teléfono y nada, que cada domingo le escribía una carta. Así estuve casi un año escribiéndole y un día no va que abro el periódico y cuando tengo frente a frente su artículo me doy cuenta que me lo había dedicado, aparecía mi nombre y todo allí. La emoción fue algo único que jamás olvidaré y es que no me lo podía creer. En el artículo me agradecía las cartas y la verdad que estuvo muy chulo todo eso.

Al poco tiempo ya dejó de escribir aunque ignoro la razón de ello y ante la falta de sus letras de cada domingo yo terminé por olvidarle, pero él seguiría veraneando en Palma junto a su familia. Fue al siguiente verano en que yo estaba estudiando para dar el examen de selectividad de la universidad, cuando estando en la biblioteca, no va que me lo encuentro sentado en una de las mesas leyendo.

Así que muerta de vergüenza y de nervios me acerqué a su mesa. Él tan sólo se quedó mirándome y me dijo “Hola”, y nada más, ya que no tenía ni idea de qué es lo que yo quería.

Fue entonces que le dije:

- Hola, soy Sara.

Él me volvió a mirar y luego de sonreír dijo:

- Por fin te conozco Sara.


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Buscando dentro, siempre dentro, es que hoy te encuentro. Y hoy soy vos.
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martes, julio 22, 2008

Lo real sigue siendo invisible a los ojos

VOS

Si la vida no es más que un conjunto compartido de sueños el mío lo quisiera soñar un poco más, solamente si luego estás vos a mi lado al despertar.

SOS

Ambos, tiempo y distancia, parecen condicionarlo todo por más que sean estructuras mentales, conceptos de cuantificación dentro de la ilusión mayor.

LO

Real es sólo lo que está dentro del corazón y el día en que lo externo se una con lo que hay ahora dentro desaparecerá el tiempo, se romperán todas las distancias y lo real se expandirá hacia otro nivel que nos sacudirá a ambos desde lo más profundo hacia fuera.

REAL

Ahora mismo, el hoy, es lo que hay y esto que tengo, que tenemos, es lo único que existe y el sentido real de todo este juego yace sólo allí.

TE QUIERO A VOS

jueves, julio 17, 2008

250

Términos y Condiciones del Contrato:

Los contadores no podrán funcionar cuando nos encontramos,
ya que esta conexión jamás podrá medirse en megabytes.

Ni en euros.
Ni en pesos argentinos.
Ni en tiempos de satélite.
Ni en saltos de servidores.
Ni en volúmenes de tráfico de red.
Ni en kilómetros de distancia.

Esta conexión nunca podrá ser cotizada por Orange ni Movistar
en términos de pulsos telefónicos.

Ni en minutos de horas pico.
Ni en caracteres por SMS.
Ni en kilobytes por MMS
Ni en volúmen de tráfico de datos por WAP.

Esta conexión no fue, es o será cuantificable bajo ningún concepto
ya que no es medible.

Ni valuable.
Ni es cotizable.
Ni intercambiable.

Porque en esta conexión suscripta
no hay escalas de valores.

Ni métricas.
Ni índices.
Ni estimaciones.

... por la sencilla razón que el amor no puede ser medible ya que es, o no es.

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lunes, junio 30, 2008

Andalucía

Sé que sos lo que siempre busqué
a veces y sin siquiera conocerte hasta te soñé
rompiendo distancias, barreras e ilusiones
al fin ahora sé que te encontré

Mares me separan del destino
aguardando bajo un sol extraño ella estará
recorriendo por fin el camino
intenso el viaje será
nunca estuve tan seguro de nada
Andalucía me esperará


jueves, mayo 15, 2008

Caroline

Antes de salir a enfrentar el calor húmedo del clima misionero Caroline pasó un largo rato mirándose en el espejo del baño. Halló en sus ojos un dejo tristeza, no más de la habitual, pero a su vez descubrió decisión, más decisión que tristeza y eso fue lo que marcó toda la diferencia. Esta vez la hoja de balance al final del día daría cero, simplemente porque no habría día, porque no habría mejor forma de terminar el día que no comenzarlo nunca.

Bajó los ojos hacia el vanitory y tomó el frasco de pastillas para la depresión que luego, justo en el momento antes de, supo que en realidad hubo de agarrar por reflejo. Sacó la notebook de la mochilla, puso el par de antiparras dentro junto al celular, la cámara digital y el pasaporte británico. Más actos reflejo. Decisión consciente por un lado, automatismo rutinario inconsciente por otro; dualidades de este plano.

El día parecía ser el indicado, el calor a esa hora todavía se hacía soportable por lo que emprendió el camino hasta adentrarse en el Parque Nacional. Los senderos vacíos por lo temprano de la hora transmitían todavía una paz que de a poco se perdería con las horas y con el transitar masivo de miles de turistas. Dos pájaros negros cantaban alegremente, o tal vez rutinariamente, a su paso. Caroline fluía por el paisaje y observaba atónita, y que no hubiese nadie alrededor ayudaba a mantener su estupefacta contemplación de toda la escena.




Senderos. Click en la imagen para ampliar.




Pájaros negros. Click en la imagen para ampliar.


Siguió uno a uno los carteles indicativos y atravesó senderos hasta que el bramar del agua la comenzó a llamar desde lo lejos. Un llamado suave y gentil al principio, un grito imponente y desesperado luego que la guió hasta su destino sin provocarle la necesidad de seguir la cartelería informativa. Y es que era el mismísimo Diablo el que la llamaba y ella sin resistirse, y por propia voluntad, acudiría a su llamado. Cruzó de a una las plataformas hasta que llegó al lugar donde el rugir del llamado era lo único que se escuchaba.



Garganta del Diablo. Click en la imagen para ampliar.


Absorta en lo maravilloso del instante se sacó la mochila y la dejó en la base de la plataforma apoyada contra la baranda que servía de línea divisoria entre el lado de los vivos y el de los que están más allá. El agua pulverizada en el aire cubría el espacio haciendo imposible observar el fondo del cañadón con el río Iguazú corriendo bravo de fondo.

El momento había llegado y Caroline finalmente se decidió a cruzar la línea, su decisión y su firme determinación constituyó el ejemplo más claro de libre albedrío, de libertad y voluntad humana, claro que ella no pensó nada de esto en aquel instante sino que se soltó para internarse dentro de la bruma blanca, aquella que la llevaría a hacerse una con la nada misma.



Bruma. Click en la imagen para ampliar.


lunes, abril 21, 2008

Waves

España, Madrid, primavera, anochecer. El mejor escrito que alguna vez le haya dedicado a alguien en toda mi vida salió al aire en forma de ondas de radio un día jueves de un mes de marzo de un año que intento olvidar.

Es extraño ya que la persona a la que iba dirigido el texto leyó su contenido pero, por esas cosas que pasan en la vida, jamás pudo escucharlo y es que esa era la idea original de todo el asunto:
un escrito para escuchar.

Hoy por hoy, a más de un año ya en que mis palabras atravesaron el éter madrileño trasportadas por la voz de Carolina, me doy cuenta que no pierdo las esperanzas con respecto a la idea original, y todo porque una charla totalmente circunstancial que tuve hoy me hizo pensar de nuevo en todo esto y la verdad es que no sé bien porqué.

O tal vez sí sepa y tenga la inconsciente esperanza de que las ondas de radio que escaparon esa noche de primavera desde esa radio en Madrid, y que por estas alturas del tiempo vagarán por algún punto de nuestra galaxia, algún día sean retransmitidas de vuelta a la Tierra por obra y gracia de algún alienígena romántico, entonces tal vez, y sólo tal vez, yo vaya con ella en el auto escuchando una emisora al azar y tal vez, sólo tal vez, todo eso que alguna vez leyó en forma escrita en ese momento lo escuche en palabras audibles trasmitidas desde un lugar lejano de nuestra galaxia aunque salidas de un lugar más cercano reservado a ella, mi corazón.


sábado, marzo 29, 2008

Erased, over, out

No me extrañó tanto el aviso (hoy en día en el terreno de lo digital todo es posible) sino más bien el negocio en el que lo vi, me refiero al ambiente, a las características propias del lugar. Es que esa casa de fotografía estuvo desde siempre en el centro de la ciudad, escondida en el fondo de una lúgubre y poco transitada galería comercial, y cuando digo “desde siempre” es por el hecho que desde que tengo uso de razón ese local está allí, con el mismo y eterno viejito canoso de bigotes perlados recluido atrás de aquel anticuado mostrador de madera oscura.

En mis ocasionales pasadas por allí jamás vi una computadora en el local, lejos de ver algún tipo de máquina electrónica para el revelado de las fotografías. Supongo que el fuerte del negocio sería la tradicional toma de fotos 4x4 tipo carné, porque a decir verdad nunca advertí ninguna otra cosa en el lugar que denotara que hicieran otro tipo de trabajo. Sin embargo allí estaba ese papel amarillento pegado en el vidrio del frente, manuscritas podían leerse en él las palabras que captaron mi atención: “BORRADO DE PERSONAS”. Grande fue mi curiosidad al momento de ver esas palabras, y creo que recién ahora, después de todo lo ocurrido, capto el sentido total de la expresión popular que reza “la curiosidad mató al gato”, y es por lo mismo que ahora paso a explicarles el porqué de todo esto.

Supongo que nunca llegamos a conocernos bien, aunque no me queda la menor duda de que Ana fue el amor de mi vida. Jamás conocí a alguien que me hiciera sentir igual antes de ella y estoy seguro que, tal vez peco por pesimista al pensarlo, tampoco conoceré a alguien que me haga sentir igual. Las cosas se sucedieron muy rápido desde el principio, todo corría por el carril de alta velocidad como quien dice, sin estorbos, sin contratiempos. Pero ahora sé que fue poco el tiempo en el que estuvimos así de bien como para apresurarnos a tomar la decisión de casarnos, pero bueno, lo hicimos de todas formas y es así que a menos de seis meses de habernos conocido, tal vez guiados por la locura y el frenesí del momento, decidimos sellar nuestra unión.

La cosa no funcionó de entrada, la convivencia, el despertarnos juntos, no sé. Parece verdad eso de que al firmar los papeles todo se va al diablo, por lo menos en nuestro caso eso fue lo que ocurrió, de todas formas quiero que quede claro que hablo sólo por mí. El tema es que mientras yo me pasaba todo el día trabajando (había que levantar cuanto antes la hipoteca del departamento) ella se la pasaba encerrada mirando televisión, sin hacer otra cosa. No es que eso me molestara en particular, si la química hubiese seguido funcionando como en un comienzo el hecho de que no hiciera nada no me hubiera importado en lo más mínimo, pero no sé, el no tener su mente ocupada en otra cosa hizo que Ana cambiara, no sé exactamente en qué pero, volviendo a los dichos populares, ese que dice que “una mente desocupada es el patio de juegos del diablo”, bueno, en el caso de Ana era todo un parque de diversiones, cada día me salía con algo distinto para provocar peleas sin sentido, trataba de sacarme de mis casillas de cualquier forma y a como diera lugar.

No pasaron más de cuatro meses desde la boda cuando todo se fue por los caños mal. Nuestras peleas al llegar yo a casa no sólo se tornaron cada vez más constantes sino también más violentas. Palabras hirientes e insultos degradantes seguían
in crescendo día tras día hasta que por fin dije “basta” con todo el dolor del mundo, porque como dije, realmente la quería a pesar de todo. El divorcio salió bastante rápido por ser de común acuerdo, al final del proceso sentí que me liberaba de un enorme peso sobre mis espaldas, aunque algún tiempo después todavía no me había liberado de un sentimiento de rencor que sentía por Ana, es raro, no sé, no era odio exactamente, era otra cosa, no lo sé describir en palabras pero era algo así como un resentimiento. Supongo que el que salió más lastimado de todo el proceso fui yo, y tal vez lo que realmente sentía era una profunda frustración y lo canalicé todo en esa especie de rencor hacia ella.

Así fue que me decidí a probar con una de las fotos de nuestra boda. La foto que elegí fue en la que mejor salía ella, estaba realmente hermosa en esa imagen, mientras que yo salía con cara de circunstancia, como siempre salgo en todas las fotos a decir verdad. Decidido y foto en mano entré finalmente a la casa de fotografía una tarde como cualquier otra, no recuerdo haber saludado. Me acerqué al viejo mostrador y miré al anciano fijamente entregándole la foto.

- Quisiera que me explique un poco más sobre eso del “BORRADO DE PERSONAS”.

El anciano me saludó primeramente lo que me hizo sentir un maleducado, luego miró por un momento la foto y volvió a levantar su mirada hacia mí.

- Bueno, el tema es simple en realidad. Si quiere puedo borrar a esa persona que lo acompaña en la foto.
- ¿Y eso tarda mucho tiempo? ¿Qué costo tiene el proceso? –inquirí.
- Antes de responder esas preguntas yo debiera preguntarle si está absolutamente seguro de que lo quiere hacer.
- Por supuesto, es algo que ya pasó, digo, lo de la foto, la circunstancia... La boda, el matrimonio, eso, ¿usted me entiende no?
- Sí, comprendo, aunque para serle sincero no creo que en su caso esa sea la salida al asunto.
- ¿A qué se refiere exactamente con eso de la “salida al asunto”? –pregunté medio asombrado ante la salida del viejo.

El viejo no me respondió la pregunta, tal vez cayó en cuenta que estaba metiendo sus narices en donde no le correspondía, después de todo ese no era su “asunto”. Volvió a bajar la mirada hacia la fotografía.

- ¿A usted quién le recomendó que viniera a verme? –preguntó finalmente.
- Nadie, al pasar advertí el cartel que tiene colgado allí y me decidí a entrar.

El anciano nuevamente volvió a mirar la foto, no sé qué tanto lo atraía la imagen, o tal vez fuera que la estuviera mirando con deformación profesional. Dubitativo finalmente dijo:

- Para mañana a la tarde estará lista, pásese antes de las 20.00. El costo del trabajo es de $180.
- Correcto –dije– se la dejo y mañana paso.

No sé porqué pero esas últimas palabras no las dije yo, o sea, salieron de mi boca pero no las pensé yo, no las dije yo. Incluso mi primer pensamiento al escuchar la respuesta del viejo fue que $180 era un asalto a mano armada. Claro que tal vez al no trabajar con medios digitales el proceso fuera más costoso, no sé, el tema es que dije lo que dije y me fui del lugar sin siquiera despedirme.

- Hasta mañana –me soltó del otro lado del mostrador con un cierto tono de voz recriminante.

El viejo dejó en claro el punto con su saludo, definitivamente soy un mal educado.

Al otro día pasé a la hora convenida. El trabajo estaba hecho. El viejo me entregó la foto ya guardada en un sobre de papel madera, antes de pagar retiré la foto del sobre para verla. El trabajo estaba muy bien realizado. Conforme, y con mi curiosidad saciada, pagué y me fui sin más.

Al llegar a casa me desplomé sobre el sofá, aquel había sido un día agotador en la oficina. Sentado, con la cabeza colgando hacia atrás sobre el respaldo del sillón, cerré los ojos y me estiré. De pronto noté que tenía el sobre de papel madera con la foto encima de mi regazo. Saqué la fotografía una vez más y la miré con más detenimiento. El trabajo estaba realmente muy bien hecho. De pronto me llamó la atención algo en la fotografía, y es que en el lugar de donde había sido “borrada” Ana aparecían cosas detrás. Es decir, vi en la fotografía la mesa de atrás de donde estaba ella originalmente, observé que aparecían los invitados sentados, veía claramente el mantel, los platos servidos, las copas con vino, en fin, todo, toda la escena que no se veía cuando Ana estaba todavía estampada en la imagen. ¿Cómo podía ser eso posible? Me fui a duchar pensando en todo esto. A fin de cuentas que tampoco le di demasiadas vueltas al asunto al salir del baño, como dije, tenía la mente realmente agotada ese día, demasiado nublada como para ponerme a deducir qué es lo que había hecho el viejo con la foto. La cosa es que cené temprano y me fui derecho a la cama. Me dormí al instante de haber apoyado la cabeza en la almohada.

Esa misma madrugada me desperté totalmente exaltado con un llamado de mi ex suegra. Debía de haber estado profundamente dormido ya que no entendía nada, de pronto me preguntaba por Ana, si estaba aquí en casa conmigo, que no le respondía en el móvil, que había desaparecido de golpe, así sin más. Creo que la palabra ”desaparecido” me hizo caer en cuenta de lo que había hecho. Un espiral de frío subió en aquel momento por toda mi columna vertebral hasta llegar a mi cerebro. En ese momento caí que el viejo tenía sus razones cuando me preguntó si estaba seguro de lo que quería hacer, y todo por mi curiosidad. O quizás había algo más detrás, no sé, algo oculto en mi subconsciente, algo que me hizo entrar a ese local con aquella fotografía. En todo caso creo que fui demasiado lejos, tal vez, qué digo tal vez, estoy seguro que esa frase que me soltó el viejo aquella tarde tenía su validez, aquella, definitivamente, no era la salida al asunto.


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Luego de meses de no escribir una sola línea de ficción para
deuxmachine surge este relato. Será que estoy de vacaciones, algo más relajado, aunque todavía no con toda la inspiración ya que el título del escrito es de una canción de NIN (para variar yo y las canciones de Nine Inch Nails, igualmente creo que no se lo voy a cambiar y quedará ese título como definitivo). En fin, el relato tiene como base de inspiración este post que leí en el blog de Fernanda. Espero les guste. Salutes a los lectores que todavía pasan por aquí.
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