sábado, junio 10, 2006

El mar de la soledad

"Sé que el tiempo nos dejará más lejos, nos marcará el destino la única dirección de las olas, un choque sostenido del agua contra el malecón. No volveremos a sentir nuestros cuerpos temblar sobre el colchón, las caricias se mecerán solas y las caderas se condenarán sumergidas.

En la profundidad del destino, tu piel será la finísima arena blanca que pisamos un día en un sueño y tus manos llenas de corales rojos creerán sujetarme la cintura. Mientras te espero, me peinaré el cabello con conchas de nácar, me desnudaré para ti tantas veces que desaparecerá mi figura al acercarse al agua; cuando la primera ola me llegue, y el agua me empape, sabré que la mandaste tú. Porque también estoy hecha de finísima arena blanca, porque mis labios son salados, porque mis manos son tus manos, y en ellas anidan los peces.

Hoy sé que el tiempo nos dejará mucho más lejos, cada día más; y el destino nos marcará la única dirección de las olas, esas olas que se acercan de vez en cuando. Y aquel choque sostenido del agua, en esta noche frente al malecón, me acercará más a ti. Ese choque me recordará tu nombre, y hoy, en mi soledad, el mar me acompañará."


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El texto en cursiva y entrecomillado que ven arriba no es mío, o por lo menos no está escrito por mi, aunque sí inspirado en algo que alguna vez fluyó desde mi. Y es justo ahí cuando me surge siempre la pregunta: ¿Somos nosotros hacedores de nuestras obras? ¿O será que nosotros sólo somos una mera herramienta operada por una fuerza inspiradora superior? En más de una oportunidad le he comentado a amigos, muchos de ellos lectores de deuxmachine, que hay veces que no reconozco cosas que he escrito como mías, como que hay algo que en ese momento te posee y te hace fluir esos escritos que luego cuando los ves en el tiempo no los reconocés como propios.

En los vedas hindúes, tanto como en textos sufíes, budistas o taoístas, he leído infinidad de veces que nosotros no debemos considerarnos hacedores de nada de lo que hacemos, así como tampoco deberíamos de perseguir un fin material o de reconocimiento al encarar una obra. De esta forma de trabajar desapegadamente siempre surgirán las cosas más útiles y hemosas, sin excepción, así lo afirman decenas de estos milenarios textos que tienen tanto en común entre ellos (uno se sorprende al leerlos y darse cuenta de ello). Y realmente creo que hay mucho de verdad (por no decir todo) allí en todo eso.

El texto de arriba es de
Carol, más conocida por estos lares como la pequeña Malevolia. El relato surgió de una canción mía que fluyó de esa misma forma en que les comentaba en el párrafo anterior me habían surgido algunos textos. Y creo en lo particular que ese hermoso texto, uno de los mejores que he leído de Carol, fluyó de ella de similar manera.

Entonces es así que me pregunto: ¿Dónde empieza y termina lo mío? ¿Dónde es que empieza y termina lo de Carol en todo esto? Creo que no hay principio o final, esto es tanto de los dos como lo es de todos. Yo me inspiré en alguien y en una sensación al componer la canción y las notas fluyeron solas de mi guitarra, Carol se inspiró en la canción y en un sentimiento para que de igual forma fluyeran esas palabras que leen arriba.


¿Es que a acaso no lo podemos ver? No hay límites fijados, no hay fronteras de donde empieza lo mío y termina lo tuyo, porque simplemente no hay mío o tuyo, es la combinación de todos y todo lo que nos hace obrar, producir y crear todo lo que sale de nosotros. El no ver nada como propio nos hace grandes, y es cuando nos damos cuenta de que no hay yo solo ni mío, sino nosotros como uno, siendo todo nuestro.

Pueden escuchar la canción con el sublime relato en la voz de Carol haciendo click en el botón "Play" aquí abajo. Que lo disfuten.



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19 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un texto tuyo. Las cosas que haces nos inspiran, nos dejan siempre un interrogante en el aire. Tu música es un arma muy valiosa.
Es para ti, te pertenece.

Sólo he usado la voz para hablar a través de las notas.

Nunca olvidaré aquel día en el que confiaste y pude escucharte por primera vez.
Un saludo musical para tod@s.
GRACIAS DE CORAZÓN.

juanba dijo...

Carol: De nada y gracias a vos, de CORAZÓN.

Pero quedemos en que esto que salió es nuestro, no solamente tuyo y mío, sino de todos los que lo lean y escuchen por aquí.

Salutes

Anónimo dijo...

He pensado que como ahora estamos en plena intimidad de comentarios.Me gustaría desearte buenas noches y muchisima suerte para los próximos exámenes. Puedes de sobra con eso y mucho más.
;)

juanba dijo...

Igualmente pequeña con los tuyos; el Viernes tengo uno, y dentro de dos semana otro, también el Viernes.

Adriano dijo...

Confieso que ese título me emociona profundamente con el simple hecho de leerlo. Dice tanto en tan pocas palabras, logra generar algo especial para quienes conocemos de mar y soledades.

La cita es profunda como las aguas que golpean contra el puerto. Logran dejar su marca e impactan en los que no saben ni quieren olvidar.

Entre tanta agua salda, hay un río dulce en la voz de Malevolia, con una melodía hermosa acompañándola; hablo de acordes sugerentes, generadores de momentos especiales. Esa música que te deja con la voz entrecortada, que te habla por sí sola, que te sube a un pedestal del cual no querés bajarse, que es suavecita como para que no te interrumpas si por esas cosas de la vida te quedas echado pero no dormido, sino soñando con esos ojos que se cierran y quieren alcanzar el máximo sentimiento al que aspira una persona.

Quiero guardar este texto y esta melodía, queridos Juan y Malevolia. Ustedes lo hicieron, lo lograron, trascendieron a su propia obra.

Es genial poder encontrarse con una combinación de habilidades. Me imagino a vos, Juan, inspirado por tu parte, hace ya cuanto tiempo...Y a ella, luego, desde su lugar natal, en un día de enero, tratando de subirse al tren de tu suave melodía.

Hay cuestiones tan grandes como los sentimientos que no se pueden explicar; y en esa impotencia, en esa desesperación de no poder intelectualizar lo que le pase, el hombre recurre a las maneras más precisas de lograrlo: las letras, la música, el arte.

Me quedo, por último, con esa imagen del mar que llega y que se va, de esas olas que cubren pero que después nos dejan sin nada, solitarios en nuestra propia realidad no contemplada. Uno que ha vivido (o que vive) esas circunstancias, uno que sabe de orillas y de olas que se van, puede dar fe de ello.

Felicitaciones a los dos.

PD: Juan, acá en el cyber solucionaron el tema del audio (o algo así, se escuchó perfecto). Ahora, otra pregunta: ¿puede ser que la página de blog todavía tenga problemas para cargar fotos?

juanba dijo...

Bueno, Adrián, gracias en nombre de los dos. Supongo que Carol estará agradecida por semejante elogio de comentario al igual que lo estoy yo.

El tema ese lo habré grabado en la compu hará más de 4 años ya. La melodía surgió primero simple en la guitarra y luego en la PC grabé pista sobre pista hasta que quedó lo que escuchaste, habré tardado 3 días en pulirlo. Si querés el tema se lo puedo pasar a Dardo para que lo descargue y te lo haga llegar en uno de esos "dardo's-compilators-cd's" que te manda llenos de mp3's.

El relato es de Carol, un texto sublime realmente, de mis favoritos entre los que he leído y escuchado de ella, grabado en algún día frío de Enero "en el gris Madrid", según me comentó alguna vez la autora.

Salutes

juanba dijo...

Por cierto Adrián, me alegro que hayas podido escuchar bien el audio, por ahí era sólo un tema de tráfico en la red, acordate que todo va por horas, algo así como el tráfico de autos en las grandes ciudades, nunca sabés cuando te volverás a encontrar con un embotellamiento.

En cuanto a las fotos, probá ver como se cargan las de mi otro blog, he puesto varias en los últimos posts y puede que alguna máquina se "atore" en cargarlas a todas juntas aunque yo no tengo problemas y ya te conté que mi querida "Maya" es un humilde Pentium II con 128 MB de memoria y una conexión ADSL de 256 kb, tecnología que hoy día es ya bastante "obsoleta" (pero que sabiéndole dar uso, responde).

Salutes

Anónimo dijo...

Adrian dijo:
"Esa música que te deja con la voz entrecortada, que te habla por sí sola, que te sube a un pedestal del cual no querés bajarse, que es suavecita como para que no te interrumpas si por esas cosas de la vida te quedas echado pero no dormido, sino soñando con esos ojos que se cierran y quieren alcanzar el máximo sentimiento al que aspira una persona."


GRACIAS :)

Marcela dijo...

La piel me quedó erizada
Todo es causalidad, y llegué hasta aquí justo la borde de dejar de creer en la belleza de la creación conjunta. Esos días dudosos ¿vio? Je!
Ya este es suficiente mensaje para mí.
Puff! Si te cuento seguro te parecerá extraño pero creíble
Todos somos uno
Gracias! Sinceras
Besos y abrazos

juanba dijo...

Marcela: Muchas "de nada" sinceras. Y sí, contame más sobre esa causalidad por más extraña que parezca...

Salutes

Adriano dijo...

Sí, Juan, estaría muy bueno que le mandaras la música a Dardo, ojalá me la archive en sus "supercompilators"...Si podés, hacélo, me gustaría mucho.

Un abrazo...

Marcela dijo...

Hay,
Océanos de timpos ¿vio?
visiones alucinadas
que después de un tiempo
dudan de si mismas
y cuando estan delante
causan duda ¿esas?
y se parecen a si mismas
maravillosamente
pero,(simpre hay un pero)
lo vivído suele ser diferente
y la duda es ama del ego
y aparece la gracia
y la autoría de la utopía
y se agradece el regalo
...

Mis respetos

juanba dijo...

Adrián: Sí, no hay problema, veo como se lo hago llegar.

Marcela: "la duda es ama del ego", creo que me voy a quedar con esa frase.

Salutes

Florencia Migliore dijo...

No reconocer escritos como propios también fue un gran debate para Borges
http://www.patriagrande.net/argentina/jorge.luis.borges/

juanba dijo...

Elena: Creo que muchos artistas incluyendo músicos, pintores y escritores han pensando alguna vez esto mismo de no reconocer lo realizado como propio.

¿A vos no te pasó el leer tus escritos y sentir lo mismo?

Salutes

Anónimo dijo...

Al principio, mientras escuchaba el relato con la canción de fondo y visitaba la página de Carol y oía su voz y la música, sentí que me enamoraba de ella.

Después, volví a tu página para seguir con la lectura el recitado y mientras escuchaba la música de fondo, me asusté porque sentía que me enamoraba de vos.

Pero al final, por suerte, me di cuenta que se trataba de que me estaba volviendo a enamorar de la humanidad.

juanba dijo...

Estereo: Si te viste reflejado en ella o en mi, y eso te provocó amar incondicionalmente a la humanidad (aunque sea por un instante) entonces el escrito y la melodía de fondo valieron la pena.

Salutes

Magic dijo...

Muy buena tu reflexión... A veces, la obra nos posee y manipula incluso antes de ser volcada.
En uno de los momentos más críticos de mi vida, me surgió la mejor obra. La escribí en 5 minutos, y ahí quedó, intacta.

Hay un dicho que me encanta: "cuando se siente herida la ostra, hace una perla".

Saludos!

juanba dijo...

Maga: Realmente son especiales esos momentos, el leer con el tiempo algo de uno y no reconocerlo como propio.

También me ha pasado en momentos difíciles de escribir cosas que me gusten mucho, vale la frase de la ostra, supongo es así nomás...

Salutes