jueves, octubre 26, 2006

Conseguiste...

...que el día en que lo besaste los ángeles lloraran.
...que al perdonarlo me condenaras.
...que tu sonrisa detuviera mi mundo.
...que la lluvia limpiara la arena.
...que la primavera se sienta como invierno.
...que te busque en todos lados.
...que te encuentre en los lugares más inesperados.
...que vuelva a comprar caramelos.

Y, por último, conseguiste...

...que quiera volver a buscarte en alguien más.

sábado, octubre 14, 2006

Preludio

No importa tanto el cuándo, el cómo o el dónde. Lo importante siempre es el por qué.

¿Por qué la conoció?

El fin permanece velado en el mapa del cielo de una ciudad al norte de la provincia. Hoy por hoy el plano cartográfico celeste no es más que un montón de puntos sin unir; estrellas separadas donde él deberá construir puentes: trazar uniones, armar links.

Las sensaciones raras en el estómago volvieron después de años en donde nada parecía importar, pero…

Apareció ella con su sonrisa desbordando simpatía, llenando el aire con la diafonía natural de su voz.

Nada más apareció ella para romper corazones, construir sueños dentro del gran sueño y así luego poderlos derrumbar.

Apareció ella para liarlo todo… Pero también apareció él para complicarle la vida a ella un poco más.

domingo, octubre 08, 2006

Iván y Víctor

Marta se despertó con un beso de su esposo, la correspondiente felicitación y su regalo de cumpleaños. También acompañaron su despertar esos pensamientos recurrentes que venía teniendo desde los 17 años, edad en la que intentó suicidarse por primera vez.

Luego que Jorge saliera hacia el trabajo le costó levantarse, pero tenía que hacerlo. Había muchas cosas por hacer, pero los malditos pensamientos recurrentes hoy se sentían más fuerte que de costumbre. Con ellos vinieron aparejados el miedo y la angustia, compañeros comunes de muchos de los pensamientos que tiene la gente. Miedo. El miedo a no saber utilizar el reproductor de mp3 que acababa de regalarle Jorge, a no saber qué tipo de torta comprar para la fiesta e incluso el miedo a no tener en claro qué corte de carne elegir en la carnicería para preparar el almuerzo.

Marta sintió que tenía que terminar con todos sus miedos ese mismo día. Sólo había una forma de hacerlo. Pero para esa forma había un impedimento, o mejor dicho, dos. Porque, ¿qué pasaría con sus hijos? ¿Cómo podía ser capaz de dejarlos solos en esta vida? ¿Qué clase de madre era ella? La idea entonces fue perfilándose, tenía que llevárselos consigo. Ellos eran su “responsabilidad”, sin duda. La idea entonces cerró. Tenían que irse los tres.

Había leído por ahí que morir desangrado no era tan traumático, uno simplemente se abre las venas y de a poco va cayendo en los brazos de Morfeo pero para no volver a despertar jamás. No. No podía imaginar a sus hijos yaciendo en un charco de sangre. La primera imagen que disparó entonces su mente fue la del puente. Los tres abrazados perdiéndose en el vacío. Estuvo a punto de decidirse cuando la siguiente imagen surgió de un artículo que había leído en una revista de medicina pediátrica allá lejos y hace tiempo, cuando había quedado embarazada del primero. Las bañeras. Un peligro que acechaba a los padres inexpertos y descuidados.

Se decidió por ese método y ahogó a sus hijos de a uno. Empezó por el menor.

Seguidamente llamó a la policía, denunciando “el asesinato” por parte de ella de misma de sus propios hijos. El agente de la guardia civil no supo cómo reaccionar ante tales palabras y terminó en un estado de shock producto de los nervios que ni siquiera Marta tenía en esos momentos.

- Hola Jorge –dijo como si nada.
- Amor, decime.
- Guardá todos los tickets de los peajes desde que salgas del trabajo.
- ¿Cómo?
- Sólo hacelo. Cuando llegues no me vas a encontrar, ni a Iván ni a Víctor. O sea, a ver, nos vas a encontrar, sólo que no te asustes.
- ¿Marta estás bien? ¿Qué pasa?
- Guardá todos los tickets del peaje por favor -dijo cortando la comunicación.

Listo. Su “precisión y coraje” ahora habrían de sacar de la mira de los investigadores a Jorge, siempre y cuando éste guardara los tickets del peaje.

Séptimo piso. Vista interna. Salto al vacío.

Marta aterrizaría justo en el patio interno de la planta baja donde viven sus padres, donde minutos antes había estado hablando de cosas cotidianas y sin importancia junto a ellos.

El plan pareció cerrar salvo por el detalle que Marta aterrizó viva en el patio del apartamento de sus padres.

Los planes de Dios son inescrutables. El balance parece mantenerse. Una vida de sufrimiento recordando pareciera ser una consecuencia más justa que la peor reencarnación en el cuerpo de una cucaracha.

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Ficción basada en un hecho real tomado de
este post del blog de Barbarita.
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martes, octubre 03, 2006

Crónicas de arena

28/09
La ciudad llora arena, meses sin llover.

29/09
Día ventoso. Hoy estuvieron repavimentando tu calle, más arena.

30/09
Dos granos de arena que chocan, revolotean juntos un rato por el aire (y nunca mejor dicho: "en el aire") para luego seguir.
¿Pueden continuar su rumbo como si nada?
¿O el hecho de haberse tocado ya de por sí les imprime una nueva inercia a sus existencias?
La física no puede contestarme porque no puede definir lo que es el amor.

1/10
Cada sueño con vos, un grano de arena.
Mi almohada últimamente, un arenal.