jueves, mayo 15, 2008

Caroline

Antes de salir a enfrentar el calor húmedo del clima misionero Caroline pasó un largo rato mirándose en el espejo del baño. Halló en sus ojos un dejo tristeza, no más de la habitual, pero a su vez descubrió decisión, más decisión que tristeza y eso fue lo que marcó toda la diferencia. Esta vez la hoja de balance al final del día daría cero, simplemente porque no habría día, porque no habría mejor forma de terminar el día que no comenzarlo nunca.

Bajó los ojos hacia el vanitory y tomó el frasco de pastillas para la depresión que luego, justo en el momento antes de, supo que en realidad hubo de agarrar por reflejo. Sacó la notebook de la mochilla, puso el par de antiparras dentro junto al celular, la cámara digital y el pasaporte británico. Más actos reflejo. Decisión consciente por un lado, automatismo rutinario inconsciente por otro; dualidades de este plano.

El día parecía ser el indicado, el calor a esa hora todavía se hacía soportable por lo que emprendió el camino hasta adentrarse en el Parque Nacional. Los senderos vacíos por lo temprano de la hora transmitían todavía una paz que de a poco se perdería con las horas y con el transitar masivo de miles de turistas. Dos pájaros negros cantaban alegremente, o tal vez rutinariamente, a su paso. Caroline fluía por el paisaje y observaba atónita, y que no hubiese nadie alrededor ayudaba a mantener su estupefacta contemplación de toda la escena.




Senderos. Click en la imagen para ampliar.




Pájaros negros. Click en la imagen para ampliar.


Siguió uno a uno los carteles indicativos y atravesó senderos hasta que el bramar del agua la comenzó a llamar desde lo lejos. Un llamado suave y gentil al principio, un grito imponente y desesperado luego que la guió hasta su destino sin provocarle la necesidad de seguir la cartelería informativa. Y es que era el mismísimo Diablo el que la llamaba y ella sin resistirse, y por propia voluntad, acudiría a su llamado. Cruzó de a una las plataformas hasta que llegó al lugar donde el rugir del llamado era lo único que se escuchaba.



Garganta del Diablo. Click en la imagen para ampliar.


Absorta en lo maravilloso del instante se sacó la mochila y la dejó en la base de la plataforma apoyada contra la baranda que servía de línea divisoria entre el lado de los vivos y el de los que están más allá. El agua pulverizada en el aire cubría el espacio haciendo imposible observar el fondo del cañadón con el río Iguazú corriendo bravo de fondo.

El momento había llegado y Caroline finalmente se decidió a cruzar la línea, su decisión y su firme determinación constituyó el ejemplo más claro de libre albedrío, de libertad y voluntad humana, claro que ella no pensó nada de esto en aquel instante sino que se soltó para internarse dentro de la bruma blanca, aquella que la llevaría a hacerse una con la nada misma.



Bruma. Click en la imagen para ampliar.