jueves, mayo 12, 2005

Disculpas

Carolina bajó apurada como casi todas las mañanas. Salió del edificio caminando rápidamente. Desde hacía algunas semanas atrás, y sobre todo cada vez que salía a la calle, la acechaban los mismos pensamientos: el arreglo del auto, el pago de algunas deudas, el joven interesado pero que no se comprometía (al menos no lo suficiente), el colegio de los niños y la maldita computadora que funcionaba cada vez peor.

Iba con el ceño fruncido, la cabeza gacha, mirando hacia abajo a las baldosas pasar con rapidez bajo sus botas. Estaba llegando tarde, odiaba llegar tarde, su sentido de la responsabilidad era como una alarma sonando dentro de su cabeza que no podía obviar. Al llegar a la esquina, siempre caminando con su mirada baja, fue que tropezó con ella. Sintió un leve toque en la frente, nada brusco, no dolió. Era una mariposa, un insecto con una hermosa configuración de alas negras salpicadas con pintitas de color púrpura.

Luego del tropiezo ambas se quedaron inmóviles, observándose mutuamente. La mariposa sólo aleteaba flotando sobre el mismo lugar. Parecía mirarla fijamente, como esperando algo. Carolina se extrañó sobremanera, tanto, que los demás problemas desaparecieron de su cabeza en un abrir y cerrar de ojos, y es que hasta la alarma de la responsabilidad habia dejado de sonar.

Las dos siguieron así por unos instantes más. Luego Carolina empezó a notar que la gente se detenía a mirar, si hasta los de la vereda de enfrente se paraban y observaban curiosos. Sentía como las miradas se clavaban fijas en ella. Carolina no sabía qué hacer. Alternaba su mirada, cada vez más nerviosa, entre la mariposa que seguía allí esperando y la gente que no sabía qué esperar de todo aquello. Al fin no pudo resistirlo más, y mirando a la mariposa a los ojos lo tuvo que decir:

- Disculpame, no te vi.

Pronunciadas las disculpas, Carolina se ruborizó, bajó nuevamente su mirada y siguió su camino. Lo mismo hizo la gente que se había detenido a mirar. Mientras tanto, la mariposa ya había girado y miraba alejarse raudamente a aquella mujer. Esa misma tardecita, pensaba, y luego de cumplir con aquel trabajo que le quedaba pendiente en el rosal de la plaza principal, se reuniría a por unos tragos de néctar con sus otras camaradas aladas en aquel viejo cantero que está frente a la catedral y estaba casi segura que ninguna de sus compañeras creería la historia de esa extraña disculpa que les tenía para contar.

13 comentarios:

jonas dijo...

Menos mal que la muchacha no dudo mucho tiempo en pedirle las disculpas del caso. Caso contrario, no solo le hubiese arruinado la anecdota, sino tambien la vida.
Y como siempre, me doy cuenta que podemos hacer esto extensible a mas de un caso.
SALUDOS

Anónimo dijo...

Me encantó la mariposa, me hace acordar a Petinatto y su lista de "pequeñas cosas que te pueden hacer feliz a las 6 de la mañana" . Besos!
Ya me voy a animar a entrar del todo a la blogsfera Juan! ya vas a ver!
Carolina

juanba dijo...

Hey Caro, que al fin te animaste a comentar luego de tanta lectura en silencio.

Me alegro haberte alegrado el día con este post personalizado.

Lo de salir a la blogosfera: tiempo al tiempo, post a post.

Te mando un beso grande. TQM.

Anónimo dijo...

:) Yo también te quiero mucho Juan!
Besos

Adriano dijo...

Pensaba en lo simbólico que puede llegar a ser todo lo referido a una mariposa...

Anónimo dijo...

Me gustó mucho Juanba. Muy original.
Saludos

juanba dijo...

Adrián: Muchas cosas relacionadas con la simpleza, lo poco que dura una vida y lo efímero pero intenso de un enamoramiento... ¿no?

Martín: Muchas gracias, uno hace lo que puede... :)

Salutes

Anónimo dijo...

Muy buen cuento, Juamba. Me gusto eso de las mariposas hablando entre si de los humanos. Las cosas que podrian decir!

. dijo...

En esos momentos pareciera detenerse el tiempo... hace poco se posó una vaquita de san antonio en mi mano... no llegamos a mirarnos a los ojos, pero yo le pedí deseos y le di un soplo de mi aliento para que volara...

Los deseos no se cumplieron... pero esas patitas en mi piel no tienen precio... (quedó para la publicidad de mastercard!)

juanba dijo...

Daniel: Muchas gracias. Con respecto a las mariposas hablando de los humanos, supongo que no han de tener muchas cosas buenas que decir.

Cecilia: Los deseos no se cumplieron, aún.

Registrá la idea del comment que estos de Mastercard son terribles y capaz la usan... jajaja

Salutes

C dijo...

Juan, qué quisiste decir con lo " efímero pero intenso de un enamoramiento " ? just curious.

Cada día me gusta más este cuento:)

Besos.

juanba dijo...

Caro: Le comentaba a Adrián las situaciones simbólicas que a mi me recuerdan las mariposas.

Con respecto a lo "efímero pero intenso de un enamoramiento" me refería a ese primer estadío sentimental que transitás cuando estás recién conociendo a la persona que te gusta, a lo primero que te hace sentir; el enamoramiento es ese estado de idealizar todo con respecto a esa persona: "es la más linda, es la más buena, es todo lo que yo quise, es la ideal"; está relacionado con eso de las mariposas en el estómago, lo de andar como tonto por la vida y todo eso. Bueno, eso a mi forma de ver es efímero, dura poco, pero sin embargo es fundamental para lo que viene luego que ya es el amar, que ya no es idealizar sino aceptar al otro con todos sus defectos y virtudes, y amarlo ya incondicionalmente por todo lo que es y no por todo lo que en algún momento creíamos que era.

Besos

juanba dijo...

Hey Caro, me olvidaba, como no te va a gustar el cuento si es tu cuento...

:)

Besos